viernes, 11 de marzo de 2011

Puedo viajar lo lejos que soñé.

Las personas cambian,sí, en efecto, nosotros cambiamos, de echo lo hacemos siempre, ya bien sea de personalidad, de físico, de color de pelo, de estilo, cambiamos de carácter, aunque también cambiamos de amistades, de casa, podemos cambiar de familia, cambiar la forma de ver las cosas, etc, etc... Pero al fin y al cabo TODOS y CADA UNO de nosotros cambia. A veces duele y otras ni lo notas, a veces te lo tienen que recordar, por ejemplo, ''cambia de amistades, estas no te convienen'', o vienen por si solas y se plantan en la puerta de tu casa diciéndote, ''es hora de irse'', otras por el contrario tardan en llegar, sin embargo, llegan. Las dolorosas a la hora de afrontarlas yo me pregunto que hacer y nunca tengo una  respuesta exacta.Cuando tienes que dejar un sitio te planteas muchas cosas y una de ellas es no irte, pero cuando no existe esa posibilidad a la hora de elegir ya no sabes que hacer, ni a quien acudir. Te planteas lo que puedes ganar y sobre todo lo que puedes perder, y aun que tengas ganas de huir, de salir corriendo sin rumbo, de vagabundear por el mundo y de echar de menos a tu gente, dices que NO a todas esas opciones. Ya que dejarías atrás a tus amigos, a tus lugares favoritos, a los que más te apollaban, hasta a la persona que más a significado por un momento en tu vida y ya no ocupa ese lugar...


Volverás a reírte de veras cuando creas que estaba perdido.







No hay comentarios:

Publicar un comentario